EL GRAN HERMANO
NOS ESPIA
En 1984 –la
novela, no el año-, George Orwell creó el personaje del Gran Hermano, un ente
omnipresente y todopoderoso que espía a los miembros de una nación estatizada y
controlada hasta en los aspectos más íntimos. La novela fue escrita entre 1947
y 1948, pero el mayor éxito de ventas lo ha alcanzado este año desde que se
desatara el escándalo Snowden, cuyas revelaciones parecen haber salido de las
páginas de esta obra de ficción premonitoria y no del entramado de pesquisas del
gobierno norteamericano.
Las
revelaciones de Snowden causaron verdadero revuelo a nivel mundial. La crisis
diplomática apenas ha empezado esta última semana cuando algunos países de la
Unión Europea han sido aludidos como destinatarios del espionaje del gobierno
de los Estados Unidos. El Ecuador, desafortunadamente huérfano de diplomáticos
experimentados, cayó en una trampa política de la que no saldrá indemne.
Independientemente
del daño causado y por causarse entre todas las naciones involucradas, la información
proporcionada por Snowden ha destapado una olla en la que se cocía un caldo
rancio cuyos efluvios pestilentes alcanzaban todos los rincones del mundo.
Porque, ahora nadie, ni el más ingenuo, puede hacerse el sorprendido de que
nuestra información personal, la de casi todo el mundo, esté en manos de
distintos gobiernos. Desde hace mucho tiempo, de un modo u otro, sospechábamos
(sabíamos) que nuestra hoja de vida –fotografía reciente incluída- circulaba de
forma impune por los despachos oficiales de varios Estados, incluído el de cada
uno, por supuesto, y especialmente en los de mayor desarrollo tecnológico.
Una vez
develado el “gran secreto” del gobierno norteamericano, y el de casi todos los
gobiernos contemporáneos, ahora el mundo se ha embarcado en un discusión
polarizada en contra y a favor de Snowden. Por un lado los gobiernos
descubiertos en falta grave aceptan el espionaje bajo el pretexto, válido en
muchos casos, de la seguridad interna y externa, y por el otro, se disputan al
informante como botín político, ya sea para salvarlo y encumbrarlo al Olimpo, o
para silenciarlo mostrando su cabeza como trofeo de caza.
Es posible
que Snowden haya cometido un delito bajo las leyes de su país. Es posible que
sea declarado traidor y condenado al quinto infierno, o que alguien lo rescate
y le conceda el paraíso junto a las setenta y dos vírgenes, pero no todos nos
tragamos el cuento simple de los héroes y los villanos.
Lo cierto
es que hoy tenemos la certeza de que el Gran Hermano nos espía, de que cada
clic en las redes sociales es una ventana abierta a nuestra intimidad, de que
somos observados por millones de ojos tecnológicos en cada paso que damos, de
que vivimos en una enorme urna de cristal, encerrados como animales
potencialmente peligrosos.
Oscar Vela
Descalzo
me pareció algo muy interesante y con datos muy exactos
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