jueves, 29 de agosto de 2013


TELEBASURA
El contenido de la televisión nacional, con poquísimas excepciones, es una basura. También el de la televisión internacional, pero en la inmensa oferta de ésta hay un listado importante de programas que merecen la pena. El caso de la televisión nacional no es el mismo. Su propuesta, limitada y repetitiva, poco original, deja al televidente escasas opciones de programación interesante y educativa.
La banalización del contenido televisivo nacional alcanza hoy límites alarmantes. Los pocos programas educativos que aún sobreviven, compiten, casi sin publicidad, con una parrilla contaminada por la chismografía, por la comedia fácil y grotesca, por telenovelas producidas en una misma matriz de contenidos paupérrimos y antiguos, por los fastidiosos y chacoteros programas de concursos, noticieros huérfanos de opinión y entrevistadores agudos, entre otros.
La cultura prácticamente no existe para la televisión nacional. Poco importan las artes si nos ofrecen como alternativa unas señoritas en diminutos trajes de baño bamboleando sus carnes al ritmo del reggaetón panameño o de un merengue dominicano. Poco o nada importa la cultura local si tenemos nuestros shows criollos que rayan la repugnancia y lindan con la ignorancia, que además son copiados de modelos extranjeros de entretenimiento para masas que sólo apuntan a dormir cerebralmente cuando encienden el televisor.
Pero no todo está perdido para el televidente, pues con la nueva Ley de Comunicación, la gran mayoría de la progamación nacional actual deberá salir de inmediato de la pantalla. Basta para el efecto aplicar el artículo 62 que prohibe “…la difusión a través de todo medio de comunicación social de contenidos discriminatorios que tengan por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos reconocidos en la Constitución...” Y también proscribe “…la difusión de mensajes a través de los medios de comunicación que constituyan apología de la discriminación e incitación a la realización de prácticas o actos violentos basados en algún tipo de mensaje discriminatorio.”
En consecuencia, con la sola aplicación de este artículo, saldrán del aire, mañana mismo, todos los programas que exhiben mujeres semi desnudas denigrando al género femenino al puro aspecto físico; saldrán también todas las comedias de producción local que hacen apología del chiste barato y la burla a las personas por su condición física, origen étnico, creencia religiosa o forma de hablar. Serán eliminados todos los programas de chismes y ataques a personajes del país. También cesarán las telenovelas, los noticieros de crónica roja, los mitines políticos, shows en vivo, concursos humillantes y similares. Y nos quedaremos, finalmente, sin televisión nacional, con tiempo de sobra para leer un libro, por ejemplo.
Oscar Vela Descalzo