TELEBASURA
El
contenido de la televisión nacional, con poquísimas excepciones, es una basura.
También el de la televisión internacional, pero en la inmensa oferta de ésta
hay un listado importante de programas que merecen la pena. El caso de la
televisión nacional no es el mismo. Su propuesta, limitada y repetitiva, poco
original, deja al televidente escasas opciones de programación interesante y
educativa.
La
banalización del contenido televisivo nacional alcanza hoy límites alarmantes.
Los pocos programas educativos que aún sobreviven, compiten, casi sin
publicidad, con una parrilla contaminada por la chismografía, por la comedia
fácil y grotesca, por telenovelas producidas en una misma matriz de contenidos
paupérrimos y antiguos, por los fastidiosos y chacoteros programas de
concursos, noticieros huérfanos de opinión y entrevistadores agudos, entre
otros.
La cultura
prácticamente no existe para la televisión nacional. Poco importan las artes si
nos ofrecen como alternativa unas señoritas en diminutos trajes de baño
bamboleando sus carnes al ritmo del reggaetón panameño o de un merengue
dominicano. Poco o nada importa la cultura local si tenemos nuestros shows
criollos que rayan la repugnancia y lindan con la ignorancia, que además son
copiados de modelos extranjeros de entretenimiento para masas que sólo apuntan
a dormir cerebralmente cuando encienden el televisor.
Pero no
todo está perdido para el televidente, pues con la nueva Ley de Comunicación,
la gran mayoría de la progamación nacional actual deberá salir de inmediato de
la pantalla. Basta para el efecto aplicar el artículo 62 que prohibe “…la
difusión a través de todo medio de comunicación social de contenidos
discriminatorios que tengan por objeto o resultado menoscabar o anular el
reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos reconocidos en la Constitución...” Y también proscribe
“…la difusión de mensajes a través de los medios de comunicación que
constituyan apología de la discriminación e incitación a la realización de
prácticas o actos violentos basados en algún tipo de mensaje discriminatorio.”
En consecuencia, con la
sola aplicación de este artículo, saldrán del aire, mañana mismo, todos los
programas que exhiben mujeres semi desnudas denigrando al género femenino al
puro aspecto físico; saldrán también todas las comedias de producción local que
hacen apología del chiste barato y la burla a las personas por su condición
física, origen étnico, creencia religiosa o forma de hablar. Serán eliminados
todos los programas de chismes y ataques a personajes del país. También cesarán
las telenovelas, los noticieros de crónica roja, los mitines políticos, shows
en vivo, concursos humillantes y similares. Y nos quedaremos, finalmente, sin
televisión nacional, con tiempo de sobra para leer un libro, por ejemplo.
Oscar Vela
Descalzo